Llegas vestido de color azul
y te sientas a los pies de mi cama.
me observas en silencio.
Yo hago como que duermo.
A la luz de la luna llena,
tejes con mis memorias
una bufanda que ciña mi garganta
que sofoque mis palabras
y me impida respirar.
Es tanto el dolor,
que hasta las lágrimas se atoran
aunque los ojos se rebosan.
Te acercas y me abrazas.
Me consuelas y cantas un arrullo a mi oído.
Y no quiero
pero comprendo que regresaste
para quedarte un buen tiempo.
No me queda más
qué dormirme en tus brazos.
Mi odiado amigo,
mi demonio del desamor y la tristeza.
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