viernes, 19 de febrero de 2016

05:13.01.02.16

Me despertó una sensación que conozco bien. Era miedo. Y más allá de las frases que pueda construir, quiero que sepas que lo tengo. Y mucho. 

Es lo mismo que sentí los primeros meses que vi dormir a Imma. Pasaba horas enteras junto a su cuna, observando su respiración y despertándola de vez en cuando para asegurarme de que lo seguía haciendo. 

Y te confieso que mientras escribo, estoy llorando como niña pequeña. Con todo y ese sentimiento que te hace suspirar en pedazos porque no puedes hacerlo de una sola vez.

Pienso que las cosas pueden cambiar en un momento y aunque el cambio a veces es bueno, en este caso no sería así. 

Son las 5:13 am y sigo llorando y sintiendo miedo de ya no tenerte en mis días.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La vida tiene su porqué, asi también el recibir o ver partir a los seres amados tiene el suyo, es la vida siempre cambiante es algo que no podemos controlar y solo podemos llorar y angustiarnos ante eso y es que el amar tiene sus premios pero también sus sinsabores, nada es eterno, ni el eterno es eterno, debemos estar consientes de ello para no sufrir tanto.
Giliclimber.