Me despertó una sensación que conozco bien. Era miedo. Y más allá de las frases que pueda construir, quiero que sepas que lo tengo. Y mucho.
Es lo mismo que sentí los primeros meses que vi dormir a Imma. Pasaba horas enteras junto a su cuna, observando su respiración y despertándola de vez en cuando para asegurarme de que lo seguía haciendo.
Y te confieso que mientras escribo, estoy llorando como niña pequeña. Con todo y ese sentimiento que te hace suspirar en pedazos porque no puedes hacerlo de una sola vez.
Pienso que las cosas pueden cambiar en un momento y aunque el cambio a veces es bueno, en este caso no sería así.
Son las 5:13 am y sigo llorando y sintiendo miedo de ya no tenerte en mis días.
1 comentario:
La vida tiene su porqué, asi también el recibir o ver partir a los seres amados tiene el suyo, es la vida siempre cambiante es algo que no podemos controlar y solo podemos llorar y angustiarnos ante eso y es que el amar tiene sus premios pero también sus sinsabores, nada es eterno, ni el eterno es eterno, debemos estar consientes de ello para no sufrir tanto.
Giliclimber.
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