Para Tía Martha
Imagen propiedad de Alexander Piñón Trinidad |
ya no recuerda cuánto exactamente.
Piensa en cuando era joven.
Desde su pecera escuchaba rocanrol.
Veía como su dueña, tomaba malteadas
y recibía a sus amigas. Y bailaba.
Tortuga sabe que ha pasado el tiempo, mucho.
Porque las amigas de su dueña,
dejaron de ir solas a verla.
Primero con novio o esposo
y luego con bebés y con niñas y jóvenes.
Y luego de nuevo solas.
Tortuga se fija en todo.
Ve los cambios en la casa
y en su dueña, ahora con el pelo plateado.
La hija de su sobrina consentida,
hoy se hace cargo de tortuga.
Y su dueña se parece cada vez más a ella.
Camina lento, como si cargara su casa.
Y está toda arrugadita.
Tortuga piensa que su dueña,
¡Por fin se está poniendo guapa!
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